(Trabajo de campo
realizado por los miembros
del grupo de Ciudad de La
Habana el sábado
11 de agosto del 2007)
Por: Miguel S. Bayona
Valentín, Ciudad
de La Habana, Cuba.
Después
de dos años largos
de espera y planificación,
el grupo de “El Acuarista
Cubano” perteneciente
a Ciudad de La Habana consigue
realizar su primer trabajo
de campo en la costa sur
de la provincia La Habana.
Nuestra misión no
era otra cosa que encontrar
de una vez por todas el
tan ansiado Rivulus
cylindraceus y el Cubanichthys
cubensis en su hábitat
natural. Para eso, nos guiamos
por algunos comentarios
de personas experimentadas
y ajenas al grupo que habían
tenido en un pasado la oportunidad
de presenciar estos peces,
además de alguna
que otras bibliografías
que reportaban la existencia
de estos en la zona de el
Canal de Guanimar. El grupo,
integrado por Alex, Augusto,
Manuel y sus dos hijos Harol
y Samuel, Alexis y Miguel,
partió en una pequeña
camioneta de la terminal
del Lido sobre las 6:30am
para el pueblo de San Antonio
de los Baños donde
debíamos coger otros
dos camiones para llegar
temprano a nuestro destino
final, las playas de Guanimar.
Guanimar
es un poblado bien humilde
habitado por pescadores
fundamentalmente, este se
encuentra ubicado en la
costa sur a 18 kms del pueblo
de Alquizar y está
considerada como una de
las zonas más bajas
del país después
de Batabanó, por
consecuente en temporada
ciclónica existe
siempre la grave posibilidad
de la penetración
del mar. Las playas de Guanimar
son famosas por su fango
medicinal, el cual está
compuesto por grandes cantidades
de azufre.
El
viaje fue agradable y hasta
de sus inconvenientes, por
la demora, el calor y el
mal estado de la carretera,
sacamos una sonrisa de todos
los miembros. Ya a mitad
de camino, rumbo a Guanimar,
pudimos apreciar un criadero
de carpas según nos
comentaba un habitante de
la región. Justo
al final del mismo comienza
lo que se conoce por el
Canal de Guanimar. Desde
la altura del camión
veíamos la extensa
zona cenagosa cubierta de
agua, lugar donde supuestamente
debe habitar el R. cylindraceus
y C. cubensis además
de las más conocidas
especies como Limia
vittata, Gambusia
puncticulata, Gambusia
punctata y Girardino
metallicus.
Llegamos a la playa sobre
las 9:30am, lo que nos obligaba
a realizar el trabajo de
colecta bien rápido
para poder regresar en el
mismo día a la capital.
El último camión
de San Antonio de los Baños
a Ciudad de La Habana pasaba
a las 8:00pm, pero por decirlo
de alguna manera el tiempo
nos sobró.
Ya
presentes en el lugar de
colecta sufrimos nuestra
primera decepción,
las lluvias no habían
sido tan intensas como para
que se desbordara el agua
de la parte alta del canal
hacia la otra más
baja. Esto no frenó
el ímpetu de los
miembros más pequeños,
y para sofocar el calor
del viaje se dieron un buen
chapuzón en el agua
cristalina de la parte baja
del canal. Así comenzó
el primer muestreo de especies,
algunas de ellas vista desde
la misma orilla, otras sumergidos
con caretas en el agua.
Se podían apreciar
fácilmente una que
otra Tilapia (Oreochromis
aureus), Limias y Gambusias
desde los puentecitos que
cruzan el canal, pero de
los Cubanichthys y Rivulus
no había rastro.
A medida que se acercaron
al borde del canal los aficionados
del buceo, Alexis y Augusto,
pudieron observar una pareja
de Tilapia cuidando de su
familia en una cueva.
Lo
que más atentaba
contra nosotros era la presencia
de los residentes del lugar
que iban a bañarse
a la misma parte del canal
dificultando el trabajo
de colecta. A pesar de todo,
se capturaron algunas hembras
de G. punctata
de gran tamaño, y
como los machos se resistían
a caer en los jamos decidimos
seguir un grupo de L.
vittata que impresionaban
por su color naranja en
la cola dorsal y caudal.
Su vistosidad puede competir
ante cualquier especie comercial
del grupo de los vivíparos,
pero cuidado con introducirlo
en un acuario comunitario,
debido a que provienen de
un medio salvaje no respetarían
ningún espacio del
acuario y tratarían
de asentarse eliminando
a cuanta especie se tropiecen.
|
 |
Equipo
de trabajo formado
de izquierda a derecha
por Augusto, Alex,
el joven Miguel (Guanimar),
Manuel y sus dos hijos
Samuel y Harol, por
ultimo Alexis. |
 |
Grupo
de peces recolectados.
|
|
El
joven Miguel pescando
en
uno de los puntos
del canal.
|
|
El
grupo formado de izq.
a der. por Alexis,
Samuel, Harol, Alex,
Manuel y Miguel en
una parada de guagua
en San Antonio de
los Baños en
el momento del regreso. |
|
Pasada
aproximadamente una hora ya teníamos
una de las 4 tanquetas con un
buen numero de L. vittata,
G. punctata y G. punticulata,
por lo que decidimos separarlas
por especies para evitar las peleas
y quedarnos solo con los ejemplares
que serían transportados
a casa del miembros interesado
en mantener dichas especies. Tan
pronto terminamos esta tarea,
partimos hacia la parte alta del
canal buscando alejarnos un poco
mas de la gente que dificultaba
nuestra búsqueda. Después
de caminar unos minutos se nos
unió un joven niño
interesado en el tema, su nombre
es Miguel y conocía alguna
de las especies que buscábamos.
Con él nos introducimos
en un camino que estaba cubierto
de agua y hierba, allí
estaban los pequeños alevines
de Tilapia atrapados, sin olvidar
mencionar la presencia de G.
punctata que no faltan nunca
a la cita.
Tardamos
menos de media hora en capturar
unos pocos ejemplares de Tilapia,
pero cabe destacar la audacia
e instinto de supervivencia de
dichos peces. Así atrapadas,
sin posibilidad de fuga aparente
bajo un tremendo sol, cuando veían
el jamo acercarse saltaban hacia
los márgenes del camino
para escapar por el agua que cubría
los hierbazales. Un vecino de
la zona que pasaba con la familia
en un tractor nos indicó
que más adelante había
otros dos espacios cubiertos de
agua y con mayor cantidad de peces
atrapados. En ese momento decimos
separar la tropa, un grupo compuesto
por Alexis, Augusto, Miguel y los
dos hijos de Manuel partirían
en busca de estos espacios mientras
los que se quedaban, Alex, Manuel
y el joven Miguel, cuidarían
de las mochilas y los peces capturados,
renovándole el agua.
Los
exploradores “explotaron”
Después de caminar un buen
tramo hacia el interior del camino,
parecía no tener fin la
busqueda de los espacios rebosados
de agua. El calor, los mosquitos
y un par sustos hicieron merma
en la pequeña compañía.
No había un borde del camino
que no revisáramos buscando
la posibilidad de presenciar algún
R. cylindraceus. Los
juncos y los pinos impedían
muchas veces el poder acceder
al agua, y no sin antes afirmar
categóricamente que los
cubanos tenemos meritos suficientes
para ser los mejores boxeadores
del planeta, sino pregúntenle
a los mosquitos que molestaban.
En medio de aquel round de pelea
sentimos varias veces un ruido
de algún animal sumergirse
al agua. Suponemos que haya sido
un cocodrilo, que habitan por
esa zona, o algún ejemplar
de Clarias gariepinus
de buen tamaño.
No
quisimos correr el riesgo de averiguar
que era por la seguridad de los
niños que iban en el grupo
y porque no decirlo, el susto
que nos sacó. Hasta ese
momento habíamos recolectado
unas plantas que se asemejan al
género ceratophyllum pero
sin estar seguro de que planta
se trata. Las mismas estaban en
lugares diferentes, pero siempre
en presencia de una fuerte iluminación
y entremezcladas con las raíces
de los juncos como si se tratase
de plantas parásitas. Lo
único que nos confortaba
era que si no aparecían
los rivulus estas plantas podían
ser portadoras de algún
huevo sin importar la especie.
Cuando llegaran a su destino final
iban a ser puesta en cuarentena
y allí podríamos
confirmar nuestras suposiciones,
pero para eso habrá que
esperar un poco más.
Ya
agotados por el calor y no ver
por ningún lugar el sitio
que buscábamos viramos
al inicio del camino en busca
de la carretera principal done
está el canal. Lo más
llamativo de esta búsqueda
infructuosa fue ver el intento
de la puesta de huevos de una
libélula, las gambusias
agredían al insecto en
el momento que tocaba el agua.
Llegó
el “home run”
Si de pelota se trata, el buen aficionado
siempre espera que en un juego su
ídolo saque la pelota del
estadio, en tema de acuaiofilia
solo podemos decir que apareció
lo que buscábamos y más.
Al
llegar al canal encontramos al
joven Miguel dentro del agua con
un pequeño jamo, trataba
de capturar unos peces que Alex
le indicaba, para sorpresa de
todos se trataba de Alepidomus
evermanni (Eigenmann, 1903)
o también conocido por
pez de cristal cubano. Dada la
dificultad del lugar para apoyarse
en el fondo, hacia muy incomodo
la captura de este pez. El uso
de un jamo en forma de canasta
y poco profundo, ayudo más
en su captura.
Mientras
algunos ayudábamos a Miguel
y Alex, otros reposaban los pies
de la caminata, pero los incansables
hijos de Manuel se dedicaban a capturar
libélulas. No es menos cierto
que mostraban un color muy llamativo,
rojo, azul, cian y verde, al verlas
revolotear hacia parecer un espectáculo
aéreo a pequeña escala.
Cuando
había transcurrido casi
20minutos, Alexis y Augusto decidieron
ir al otro lado de la carretera,
allí vieron la facilidad
de acercarse al agua, pero para
más asombro de ellos se
hacia realidad la existencia del
rivulus cylindraceus en la zona.
Por mucho que se apuraron para
buscar un jamo y tratar de capturarlos,
esto no fue posible. Al parecer,
los peces fueron esta vez mucho
mas inteligente que la raza humana
que siempre subestima a todo ser
inferior, cuando estos detectaron
la introducción de los
jamos desaparecieron como por
arte de magia zigzagueando en
el fondo del charco. La decepción
no nos afecta mucho porque ya
sabemos que al menos dos ejemplares
fueron vistos.
Aun
permanecía en el agua el
joven Miguel, quien se nos había
sumado unas horas antes comentando
que él había visto
el pez cebra (Cubanichthys
cubensis) por esa zona. En
ese instante, quien escribe le
pide de favor a Miguel que pase
el jamo por debajo de unas ramas
caídas al agua, cuando
todo parecía en vano y
solo con la alegría de
haber capturado algunos ejemplares
de Alepidomus evermanni
en ese sitio, el favor pedido
trajo la grata sorpresa al grupo.
Estábamos en presencia
del primer Cubanichthys cubensis
aunque muy pequeño. Como
si esto fuera poco ya este pequeñín
mostraba las franjas inconfundible
de color azul verdoso. No sabíamos
que hacer en ese momento, si esperar
un poco más para de la
captura de otros ejemplares de
mayor tamaño o si cambiar
de lugar a donde indicaba el joven
Miguel.
No
obstante, antes de partir para
los "Calenticos", lugar
que nos decía el muchachito
de la zona, capturamos otros 3
ejemplares pero muy pequeños.
Ya situados en el punto, vimos
como nadaban confiadamente un
grupo de alevines de C. cubensis
y nos pusimos en función
de capturar los de mayor tamaño.
Los más grandes no excedían
el centímetro asi que los
más pequeños fueron
devueltos a su medio nuevamente.
En competencia y celosos de nuestra
elección por los neones
cubanos estaban los Girardinos,
no dejaban de sumarse al jamo
junto a cuanto A. evermanni
equivocara el rumbo. Luego de
entender porque le dicen el calentico
a ese lugar, y verdaderamente
salir casi cocinados por el sol
que incidía directamente
sobre nosotros sin sombra donde
protegerse, la satisfacción
era enorme e indescriptible. Habiendo
capturado un algunos ejemplares
de C. cubensis de casi
un centímetro de largo
dabamos por terminado el trabajo
de campo y corrimos a bañarnos
a la parte baja del canal. Ya
el agua no estaba tan cristalina
pero igual se mantenía
fresca, la mayoría de los
muchachos de la región
se habían ido hacia la
playa y eran pocos los que quedaban
alli. Por supuesto, el humor cubano
nunca faltó y siempre hubo
quien preguntó si éramos
extranjeros o si queríamos
esos pequeños peces para
comer.
El
regreso, la mayor agonía
del viaje
Antes de partir a casa realizamos
cambios de agua para refrescar
y oxigenar las colectas, así
y todo aparecían las primeras
bajas pero no fueron muchas. Garantizamos
separar bien las especies por
tanquetas y deshacernos de lo
que no iba a ser llevado de regreso
para viajar bien ligeros. Después
de tanta alegría y cansancio
hubo que satisfacer el hambre
porque con la captura de los C.
cubensis todo se nos había
olvidado, hasta la hora de partida.
Con
todos los bultos recogidos paramos
una camioneta que salía
rumbo a Alquizar casi llena. Teníamos
la duda si los A. evermanni
aguantarían el viaje debido
a su fragilidad, al igual que
los C. cubensis. Por
suerte no paso nada, soportaron
cuanto brinco y sacudida daba
el camión cada vez que
caía en un bache de la
carretera. Rápidamente
al bajarnos del transporte tomamos
una maquina de alquiler buscando
ganar tiempo, había que
llegar lo más rápido
posible a San Antonio de los Baños
si queríamos regresar a
casa con los peces a salvo.
A
San Antonio llegamos sobre las
6:00pm, allí todo era cuestión
de tiempo para salir rumbo a Ciudad
de La Habana, pero sin saber que
nos deparaba el destino. El tiempo
corría y mientras algunos
hablaban de las artes marciales,
otros se dedicaban a la química
midiendo el pH y GH de las muestras
de agua que se habían tomado
para refrescar a los peces en
el viaje. Para sorpresa de todos,
el pH en una muestra era de 6,8
y en la otra de 7, en cambio la
dureza en ambos caso estaba por
las nubes, era de 280 y por lo
que indicaba el prospecto del
reactivo no seguimos probando.
Pasada una hora de larga espera
comenzó la desesperación,
ya se empezaban a morir algunos
de los A. evermanni,
Limias y Gambusias, mientras tanto
no pasaba ningún vehículo
que nos pudiera acercar. Temíamos
perder toda la captura y comenzamos
a renovar el agua vieja con la
nueva en medio de los pasajeros
que como nosotros esperaban el
transporte, todos miraban intrigados
aquel dispositivo de emergencia
que habíamos montado y
hasta preguntaban que sucedía.
Por
suerte, a las 8pm llego el camión
que nos llevaría a la terminal
del Lido en la capital. Las bajas
no fueron tan numerosas en la
espera, pero faltaba un viaje
largo. En el último conteo
realizado habia muerto una Gambusia
y unos cuantos Alepidomus, pudimos
constatar lo que habia explicado
Alex posterior a la captura de
estos frágiles peces.
Para
concluir queremos agradecer la
colaboración tan oportuna
del joven Miguel, sin su presencia
y conocimiento del lugar se nos
hubiese dificultado aún
más la captura de los C.
cubensis y A. evermanni.
Siempre estuvo muy dispuesto a
cuanta locura se nos antojara.
Por eso esperemos que se nos pueda
sumar al grupo y que futuramente
se convierta en un especialista
del tema dado el interés
que mostraba a cuanta explicación
se le daba.