Desde hace unos cuantos años
en Europa se generalizó la idea del "acuario
abierto", desprovisto de tapas de vidrio o de otro
tipo, y con iluminación sobrepuesta colocada a
determinada altura sobre la superficie del agua,
soportadas en el techo o en las paredes.
Esto propicia la
salida de las plantas palustres para el medio aéreo,
generando un aspecto muy bonito, además de evitar el
recalentamiento ocasionado por las lámparas y
reactancias colocadas en los iluminadores.
Tal acuario, denominado "Optimale Aquarium" (acuario
óptimo), presenta algunas innovaciones técnicas,
principalmente en lo que se refiere a la iluminación,
con la utilización de lámparas de descarga de alta
presión, conocidas como "vapor de mercurio" o
similares.
Es tan importante la
cantidad como la calidad de la luz provista. En la
naturaleza desde la salida a la puesta del sol, los seres
vivos se permiten la exposición a la luz. Las
variaciones estacionales son mínimas y casi nulas en las
zonas tropicales. Se puede afirmar que la vida en el
planeta está condicionada a esa situación de extrema
regularidad ente el día y la noche. En los acuarios esto
también debe ser rigurosamente observado.
Bajo la influencia de la
luz los vegetales clorofilados realizan todas sus
funciones vitales, entrando en fase de acelerado
metabolismo. Con la llegada de la noche, cesan algunas de
esas funciones y las plantas se preparan para el período
de reposo; este hecho puede ser fácilmente observado en
el acuario a través del cerramiento y retraimiento de
las hojas junto al tallo.
El encender y apagar las luces varias veces al día,
compromete esas funciones, tornando difícil la adaptación
de las plantas y alterando su biorritmo natural.
Lo ideal es que se proporcionen 10 a 12 horas diarias de
iluminación continua, con un cierto horario para el
encendido y el apagado; el uso de un temporizador ("timer")
resulta extremadamente útil.
Flujo
luminoso.
Otro factor muy importante es la cantidad correcta de
radiación luminosa que deben recibir las plantas para
que puedan realizar sus funciones vitales en equilibrio
con el medio acuático.
No se debe establecer una relación "cantidad de luz/cantidad
de litros de agua" teniendo sólo en cuenta la
potencia en wats de las lámparas, porque cada tipo tiene
un rendimiento diferente a las otras. Por otro lado es un
error suponer que puede compensarse con una mayor
cantidad de horas de iluminación una potencia débil en
wats o lumen.
La unidad que se utiliza para medir el flujo luminoso (cantidad
de energía luminosa por unidad de tiempo) es denominada
lumen; generalmente los fabricantes suministran el valor
en lumen que poseen las lámparas. Por ejemplo, un tubo
fluorescente "luz día" de 40 wats emite 3.000
lumen; por lo tanto su rendimiento será de 75 lumen por wat. En los tubos
Gro-lux el rendimiento es menor. Como
regla general puede establecerse un promedio de 30 a 50
lumen por cada litro de agua, por lo tanto un acuario de
300 litros necesitará entre 3 y 5 tubos fluorescentes de
40 wats (9.000 a 15.00 lumen, ver tabla 1 más
abajo).
En nuestro medio es común
utilizar apenas un tubo fluorescente de 30 ó 40 wats
para cualquier tipo de acuario, inclusive aquellos
densamente plantados, y el resultado de esto suele ser la
rápida degeneración de las plantas, culpándose de esto
"al pH", al "movimiento del agua" o a
"causas misteriosas".
(Nota
del traductor: En la Argentina este problema es serio
porque los fabricantes de iluminadores, por razones que
generalmente son de costo del producto, entregan los
iluminadores para uno o, a lo sumo dos, tubos
fluorescentes, por lo general de 30 wats. No importando
si el iluminador es para un acuario de 80, 150 o
300 litros).
Temperatura color
Las propiedades físicas de la radiación luminosa
emitida por una lámpara (o cualquier otro cuerpo
luminoso), nada tiene que ver con la cantidad de calor.
La temperatura del color de la luz emitida se mide en
grados Kelvin (ºK), variando entre la radiación azul (9.000 ºK) y la roja-anaranjada (1.500
ºK). Por encima o por
debajo de esos valores las radiaciones no son visibles al
ojo humano, ya que entran en el espectro ultravioleta (más
de 9.000ºK) o infrarrojo (menos de 1.500 ºK). Las
fuentes de luz se sitúan entre esos dos extremos, con lámparas
de alta temperatura de color, llamadas "calientes"
(3.100 ºK o menos) y con las denominadas "frías"
(4.000 ºK o más). Nótese que cuanto más "cálida"
es la luz, más baja es su temperatura color y viceversa.
La temperatura color de la emisión solar que llega a la
superficie de nuestro planeta (luego de haber sido
filtrada por la atmósfera) es de 5.500 ºK.
En el acuario debe haber un equilibrio en lo que se
refiere a calidad de la luz, ya que se ha establecido que
una radiación fría (espectro luminoso volcado hacia el
azul) promueve el crecimiento lateral (es decir frondoso)
y la radiación cálida (espectro luminoso volcado hacia
el rojo-anaranjado), fomenta el crecimiento vertical y el
alargamiento de los tallos.
Tipos de lámparas.
Incandescentes. Se trata de un bulbo cerrado dentro
del cual se ha reemplazado el aire con un gas neutro para
evitar que se oxiden ("quemen") rápidamente.
Al recibir la descarga eléctrica el filamento se torna
incandescente. No son adecuadas para iluminación en
acuarios porque emiten una radiación muy próxima al
rojo del espectro y elevan la temperatura del agua en
forma incontrolable.
Fluorescentes. Estas lámparas
consisten en un tubo revestido internamente de fósforo,
que emite luz cuando es activado por otra forma de energía
radiante. Su "atmósfera" interior está
compuesta por vapor de mercurio y argón (gas inerte). En
cada extremo del tubo hay un filamento (electrodo con
filamento de tungsteno) que al ser calentado por una
corriente eléctrica libera una "nube" de
electrones en torno de cada electrodo. Un alto voltaje de
sobretensión eléctrica crea, de inmediato, un arco
voltaico entre los electrodos a cada alternancia de
corriente. Este arco voltaico al colisionar con el
vapor de mercurio y el gas inerte produce una radiación
ultravioleta invisible al ojo humano pero que es
suficiente para activar el revestimiento químico de fósforo,
que pasa a emitir luz visible. Para controlar el consumo
de energía eléctrica es necesario utilizar reactancias
en el circuito eléctrico, ya que de no hacerlo los
electrodos podrían absorber energía sin límites (de
hecho se produciría un cortocircuito).
Estos tubos son los más utilizados en acuarismo, en
particular aquellos balanceados para las necesidades del
acuario tales como los Gro-Lux, Aquari-lux, o Sea-lux. En
acuarios recién montados producen una proliferación de
algas, pero a partir de los 3 a 6 meses, cuando el
acuario está estabilizado, son de mucha utilidad. El
problema reside en que justamente a los seis meses estas
lámparas reducen su capacidad de rendimiento por debajo
de la mitad. Si se las combina con lámparas del tipo
"luz día" y "blancas" o "natural
lux" (éstas últimas para acuarios), se tornan
mucho más eficientes en sus funciones. Se recomienda
reemplazarlas cada 6-7 meses. En acuarios de altura mayor
a los 50 cm. las lámparas fluorescentes dejan de ser de
utilidad.
Vapor
de Mercurio.
Se las conoce como "de alta presión" por
el esquema de funcionamiento. En ellas la corriente eléctrica
pasa a través de un gas o vapor bajo presión (a la
inversa de lo que ocurre con las incandescentes),
ionizando este mismo gas. Esto produce un "arco de
descarga" en el cual los iones y los electrones
"enloquecen" por el movimiento de altísima
velocidad entre los electrodos ubicados en extremos
opuestos. El impacto de los iones y electrones en el gas
presente y en los átomos del gas de mercurio acarrea la
modificación de su estructura atómica. La luz es
producida por la energía liberada por los átomos
afectados, cuando retornan a su estructura original.
Son recomendables solamente para acuarios de grandes
dimensiones, con alturas de 50 cm. o mayores. Igual que
las fluorescentes, las de mercurio son lámparas que
necesitan reactancias para su funcionamiento. Si bien su
costo es alto, solamente pierden un 20% de su rendimiento
después de 12 meses de uso. Deben se alojadas en
reflectores tipo "spot" suspendidas a 20 cm. de
altura sobre el nivel del agua, debiendo ser modificada
la altura en más o en menos según sea la respuesta de
las plantas. La forma de "luz puntual" que
producen los "spot" permiten crear zonas del
acuario con mayor o menor iluminación para el caso de
tener que balancear entre las plantas que exigen
mayor iluminación y ciertos peces u otras especies de
plantas que prefieren luz más tenue. Hay lámparas de
vapor de mercurio disponibles en varias potencias, desde
80 a 500 wats. Para un acuario mediano (70x50x35 cm) será
suficiente una de 80 wats (4.000 lumen).
Lámparas
Halogenuro Metálico (HQI).
Originalmente la utilización de estas lámparas parecía estar
limitada a los acuarios de grandes dimensiones, tales
como los de exhibición pública. Emiten una gran
cantidad de radiación lumínica que las hace inadecuadas
para acuarios pequeños. Sin embargo en los acuarios públicos
en que se probaron, los resultados parecen ser
satisfactorios.
(Nota del traductor) En la actualidad, las
lámparas HQI han adquirido gran popularidad entre los aficionados
dedicados a los acuarios plantados. La industria de la iluminación
provee lámparas HQI de potencia razonable para acuarios domésticos y su
uso se va entendiendo poco a poco.
Hay otras notas en nuestra web donde se trata este tema.
Tabla 1
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