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Historia del acuarismo
argentino
El acuarismo argentino
antes
(y después) de Internet
(Segunda parte:
asociaciones y publicaciones)
© Roberto Petracini
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Importante: este resumen es parcial. Sin
duda hubo muchos esfuerzos individuales y de agrupaciones que escapan a nuestro
conocimiento. Por eso mismo, actualizaremos esta página en la misma medida que
recibamos más informaciones. Tal vez podamos recopilar, con los aportes de los
visitantes memoriosos, una breve historia del acuarismo en la Argentina.
Cualquier emprendimiento comercial debe contar con un mercado
potencial que consuma el producto.
El acuarismo en la Argentina antes de 1950 era materia para
exclusivos y muy fanáticos. Un pececito costaba verdaderas fortunas y
prácticamente sólo los Carassius tenían precios accesibles para una
porción del mercado.
Los acuarios de vidrio pegado no existirían sino hasta 1975,
por lo que los fabricantes de peceras debían ser, además de vidrieros, herreros. Si bien
existían varias fábricas, las más conocidas eran la de Segundo y la de
Cantarini (ambos vecinos en el barrio de Mataderos). Miguel Platero
competía con pequeños acuarios con marco de plástico que
años después se venderían como habitáculo para hamsters.
Con un mercado tan pequeño, publicar libros o revistas era materia de
audaces. Pese a ello, Juan Martín de Yaniz presentó su libro (tal vez uno de
los más famosos) "Acuarios, Plantas y Peces" cuya primera edición
fue en 1937 y su octava en 1968. Aún antes de esas ediciones, aparecieron
ediciones únicas de Peces y Acuarios, Album Ictiológico, El Pejerrey,
Diccionario y Técnica de Pesca, y el otro clásico de Yaniz, Manual
de Pesca, que fue reeditado 8 veces.
Pero, entre otros intentos, por los años 60 vieron la luz por
lo menos dos publicaciones:
"Mar Dulce"
Que el mercado era pequeño lo demostraban los avisos
publicitarios de "Mar Dulce": de los únicos cinco avisos
publicados en su interior, ninguno era de acuarios o veterinarias. Esta
publicación fue dirigida por Juan Carlos Serra Grau y Antonio F. M. Tarnassi
con la colaboración de Jorge M. Iglesias.
Colaboraban los más destacados profesionales de la época, como Jorge Ruilópez, Eduardo
Tarnassi, Hugo Jörgensen, Eduardo Iglesias Brickles, Néstor
Dell'Oro y Norberto A. Vignolo
Peces y
Acuarismo"
Por
su parte "Peces y Acuarismo" (que luego de su primer número,
en octubre de 1962, abrió un paréntesis de tres años), estaba dirigida por
Rodolfo C. Landa y Hugo A. Martty.
En su primer número los buenos contactos internacionales del Dr. Martty le
permitieron contar con colaboradores del nivel del Dr. David A. Conroy.
Entre los nacionales, Arturo Schmidt (primer criador de Scalares en la Argentina
en 1931), Alberto Rossi y el mismo Dr. Martty, publicaban sus
experiencias.
Los anuncios notoriamente relacionados a la empresa Acuario
Ichthys, a la que para ese entonces
pertenecía Martty, eran 100% de acuarismo, ya que anunciaban
"Acuario Carlín" de Olivos, Francisco Neixner de Vicente López,
Acuario Amazonas de Arturo Schmidt de Colegiales, Alayde de Alberto
Rossi de
Mataderos y, siete páginas enteras de Ichthys Argentina.
Ya para 1966, Peces y Acuarismo contaba en su Nº 4 con avisos de
Natura (el nuevo emprendimiento comercial del Dr. Martty), Neptuno (el de la Galería
Obelisco Norte), Carlín (Olivos), Anfitrite (en pleno Centro de
la Capital), Super Pez (Martínez), Müller hermanos (Olivos), Brasilia
(en la calle Pavón 1015, Constitución), Florería San
Cayetano (en Córdoba al 2800), Neptuno (el de la Calle Triunvirato
4459), Betty (de Rosario, en la Galería Dominicis), Daniels (aún existente
en Ciudad de Bs. As.), Olgbrun (de
Villa Ballester), Fernández-Neixner, y Acuario Carassius de
Constantino Silva, que luego se convertiría en la actual Distribuidora
Silva.
El Dr. Martty, un hombre muy sagaz, se percató rápidamente que para que la
actividad comercial florezca, debía fomentarse la actividad amateur, y, al
igual que otros emprendedores, siempre promovió la organización de asociaciones, tales como
la AAA (Asociación Argentina de Acuarismo). Tal vez el error en esa y
otras que la sucedieron, fue la excesiva participación de los comerciantes en
la conducción de las mismas, ya que de hecho y sin que se lo propusieran, se
transformaban en algo muy parecido a una "Cámara de Comercio de Acuarismo",
donde se debatía más de intereses comerciales que de difusión del acuarismo.
La década del 70
La década del 70 marca una difusión importante del acuarismo. Surgen nuevas ideas y nuevas publicaciones. También nuevas
asociaciones. Entre las crisis económicas, los golpes de estado, las devaluaciones, los cambios de
política que oscilaban entre el cierre de las importaciones y las importaciones
indiscriminadas, las devaluaciones violentas y la hiperinflación, los
argentinos -a pesar de todo- podíamos hablar de ampliar el mercado y se sumaban
miles de aficionados por mes.
Saúl Sorín (S. S. Aries)
Si debemos mencionar un capítulo especial en las
publicaciones de esa década, nos debemos referir a Saúl Sorín,
que difundió gran parte de su obra con el seudónimo S. S. Aries.("Aries"
en homenaje a su esposa, María Aries)
Quien fuera el abuelo del jugador de Ríver y de la Selección Argentina de Fútbol,
fue un idealista que llegó a escribir parte de su obra mientras se encontraba
internado por un infarto.
Profundo conocedor de los temas de electrónica, escribió una serie de 32 fascículos sobre computación, cuando lo más avanzado de la época era la
Commodore 64. Más de 30 libros (todos ellos sobre temas de electrónica,
electrónica digital, etc) se suman a los títulos de su autoría sobre
acuarismo.
Fundador de Littec Ediciones, fue maestro de varias generaciones de aficionados
y profesionales con su libro "Ud. y el Acuario" y su colección "Acuarama".
Antes de eso, "Cuadernos de Acuarismo"
hacía su aporte a la difusión con un lenguaje simple y accesible, de acuerdo a
la época en que se vivía.
Su obra póstuma "Instalación y Mantenimiento de Acuarios"
actualizó todos los conceptos preexistentes y le permitió hacer una revisión
de sus propias obras.
Hombre ajeno a la actividad comercial, disponía de un bagaje de conocimientos
que trató de difundir por todos los medios, y sin que represente para él una
actividad rentable, llevó adelante su editorial (Littec Ediciones) con la finalidad
de difundir el acuarismo.
Con su muerte, el 27 de abril de 1987, no sólo se detuvo su corazón sino el
impulso creador de un extraordinario ser humano.
>>>Sigue:
LAS
ASOCIACIONES EN LA DÉCADA DEL 70
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